sábado, 27 de octubre de 2012

La habitación del aire

Helio había cogido una cesta pequeña. Después de dar dos vueltas por el supermercado en busca del azúcar, se dirige finalmente a un trabajador de rasgos orientales y le pregunta por el azúcar. Al pasillo de la derecha al lado de los huevos, le contesta amablemente el chico. ¿cómo no lo había visto?

Helio sigue las instrucciones del asiático y se dirige hacia el azúcar. Una joven alta con mini falta se agacha delante de él para coger un paquete de azúcar. Visualmente una escena caliente. Helio se pone nervioso y se le caen las bolsas que lleva en la mano.

"Le ayudo señor" vocaliza la joven de la mini falta girándose hacía Helio. Perplejo, sin palabras, le dice que si queriendo decir que no. La joven sonríe y amablemente se agacha para recoger las bolsas mientras Helio aún embobado se queda mirando el escote. "Está bien señor?" Helio, perplejo, sin más palabras le dice que no queriendo decir que si.

La mujer, la joven de la mini falda, se arrima a Helio y suavemente coloca su mano en el hombro de Helio. "Necesita ayuda? Quiere que le acompañe a algún sitio?" pregunta la joven sin nombre. Y cordialmente añade "creo que le iría bien tomar el aire, acompáñeme". Y cogiéndole por la mano dulcemente le guía el camino a seguir. 

Pasan por el pasillo de los cereales, después por el de los zumos, seguidamente por el de la pasta, las neveras, los congeladores. Helio empieza a temblar. Y curiosamente se alejan de la cajas, por donde supuestamente deberían haber pasado para salir a la calle a tomar el aire. Helio no entiende porque no van hacía fuera, sino al contrario, se adentran en el supermercado, atravesando una puerta donde dice "prohibido el paso a toda persona aliena a esta empresa". Y debajo añadido en rotulador negro "solo personal autorizado". Y un poquito más abajo, Helio puede identificar un dibujo pequeñito de un pene.

Atraviesan un pasillo con poca luz, apenas dos luces de emergencia en la pared de la derecha. Helio piensa que quizás tengan una salida más rápida hacia la calle o quizás una sala para tomar el aire. La joven de la mini falda, que sigue agarrando la mano de Helio, se gira hacia él y con una mirada cómplice le sonríe antes de abrir una puerta.

La habitación del aire. Una habitación sin ventana, un sofá, una mesa con una silla y un lámpara de pie. Helio piensa que todo es muy surrealista. La joven de la mini falda cierra la puerta, mira el reloj, se desnuda y mira a Helio diciéndole que se apresure.

La habitación del aire se queda por momentos sin aire. 5 minutos de reloj los cuales Helio podría haber invertido cogiendo el azúcar, las patatas fritas, el zumo de tomate, los champiñones en conserva y el pan de molde. Pero en vez de esto está desnudo con una mujer en una sala de un supermercado.

El aire se termina y la mujer se viste rápidamente. "Sal por donde hemos entrado" dice la joven y sale por la puerta. Helio se queda un minuto observando la habitación y después sale. El supermercado sigue igual, pasa por el lado del trabajador de rasgos asiáticos quién le sonríe y misteriosamente le guiña el ojo. Helio sigue andando, cruza todo el supermercado, pasa por la puerta de "salida sin compra", se abrocha la chaqueta, respira hondo, mira la hora, mira hacia el cielo, pone las manos en los bolsillos del vaquero y empieza a andar. 

A los cuatro pasos se da cuenta que tiene un papel en el vaquero, lo saca y ve una nota que pone "Siempre que quieras en el pasillo del azúcar. Si no estoy allí pregunta al asiático por mi. F.".