martes, 27 de septiembre de 2011

Callar por no hablar

Ya volvían a dormir juntos. La verdad es que era una cosa de la que nunca habían hablado, pero pasó y ahora les daba más miedo afrontarla.

Lo hacían casi siempre, se emborrachaban y después acababan acostándose sin planteárselo. A los dos les iba ese rollo, nada serio, sin compromisos. Los dos buscaban lo mismo, mutuo placer. Y era por eso que les iba bien.

Les daba miedo hablar de la relación, les daba miedo el futuro. Pero el futuro se convirtió en presente y el presente en pasado. Y pasaron los años tumbados en camas, alfombras y sofás de piel hasta que un día murieron.

Pasó tanto tiempo que murieron de vejez y se fueron sin haberse dicho que se amaban.

Él era un hombre y ella una mujer.


No hay comentarios:

Publicar un comentario